La obsesión del director de cine Ridley Scott con el mito de Prometeo es muy interesante. Podemos analizarla en los guiones de sus películas. En Blade Runner (1982), en Prometheus (2012) o en Alien Covenant (2017), la historia se repite, se centra en la necesidad de algunos de sus protagonistas de buscar a su creador, al padre, y preguntar el porqué de su decisión (¿me amas padre?) y el porqué de una existencia finita, es decir, la razón de la muerte. Relatos desoladores sobre el sentido de la vida y de la muerte.

El diálogo entre el Nexus-8 (Roy) y Tyrell, su creador, en Blade Runner dice:

Tyrell: Me sorprende que no hayas venido antes.

Roy: No es cosa fácil conocer a tu creador.

Tyrell: ¿Y qué puedo hacer yo por ti?

Roy: ¿Puede el creador reparar lo que ha hecho?

Tyrell: ¿Te gustaría ser modificado?

Roy: ¿Y quedarme aquí? [pausa] Pensaba en algo más radical.

Tyrell: ¿Qué? …. ¿Qué es lo que te preocupa?

Roy: La muerte.

Tyrell: ¿La muerte? Me temo que eso está fuera de mi jurisdicción, tú ….

Roy: Yo quiero vivir más, padre.

En Prometheus le dice David, que es un androide creado por Weiland, al Ingeniero (el supuesto creador de la humanidad), refiriéndose a Weiland: “Este hombre está aquí porque no quiere morir. Él cree que tú puedes ayudarlo a vivir mayor tiempo.”

En Alien Covenant, al inicio de la película, hay un diálogo entre Weiland y David que ronda el mismo tema:

Weiland: Yo soy tu padre

David: ¿su hijo?

Weiland: Eres mi creación

(Le pide que toque el piano, a Wagner, y David elige “La entrada de los dioses al Walhalla”).

David: ¿Puedo hacerle una pregunta, padre?

Weiland: Procede

David; Si usted me creó a mí, ¿quién lo creó a usted?

Weiland: Ah, la pregunta de los milenios, espero que tú y yo la contestemos algún día

(…)

David: Usted busca a su creador. Yo estoy viendo al mío. Serviré para usted, pero es humano, fallecerá, pero yo no.

Weiland (cambiando la conversación): Sírveme el té, David.