Memento Mori & Vanita Vanitatis & Pandemia
En19 agosto, 2020 | 0 comentarios | Mis entradas |

¿Hemos cambiado para mejor o no hemos aprendido nada?

Hay un tema que ha resonado en mi mente a raíz de escuchar en el programa «Efecto Doppler» de Radio 3, un espacio radiofónico dedicado a la literatura, donde entrevistan a escritores con su último libro publicado, libros y autores donde convergen la originalidad, lo que les hace diferentes, lo único en todas las ocasiones. Después invitan a personalidades de la ciencia o la cultura dependiendo de los días. En este programa la invitada nos puso sobre la mesa un tema sobre del nada había escuchado hablar: Memento Mori y la Vanitas Vanitatis.

 

«Memento Mori» significa «recuerda que vas a morir» y su íntima relación con la «Vanitas Vanitatis omnia vanitas» o «Vanitas Vanitatum» entendida no como soberbia u orgullo, sino en el sentido de futilidad, insignificancia, fragilidad de la vida, brevedad de la existencia.

Memento Mori, que nos recuerda a nuestro actual, al dicho: «nada es para siempre». Memento Mori es la frase que los siervos repetían a los generales romanos una y otra vez, mientras entraban triunfantes en Roma muy orgullosos de sus conquistas y de sus victorias por todo el imperio, para recordarles que no se vive para siempre, que ellos también eran mortales.

Recuerda que vas a morir

Recuerda que vas a morir

Para representar la cultura sobre el Memento Mori, a lo largo de la historia del arte, se ha utilizado la imagen de una calavera, en pintura sobre todo, y donde más auge tuvo fue durante El Barroco. Donde los artistas pintaban bodegones con libros, a veces un instrumento musical, fruta podrida y una calavera. Los cráneos son, de hecho, el símbolo más común en el arte del memento mori y son el símbolo clásico de la mortalidad.

En la Europa Medieval, en particular en tiempos de guerra cuando eran numerosas las plagas, se animaba a las personas a pensar en la muerte y su significado. Así predominó una filosofía particular, que invitaba a los mortales a que meditasen sobre objetos que les recordaban la vida y la muerte. Memento mori, puede parecer morboso para algunos, pero era una disciplina que se tenía en alta estima.

Al realizar esta práctica las personas tenían que hacer un ejercicio para separarse de sus bienes y lujos terrenales. La naturaleza efímera de estos objetos, iba unida a la idea de que la energía debería ponerse al servicio del más allá, y por lo tanto a la inmortalidad de alma . Por supuesto, como muchas filosofías de la época, esto resultó en una rica imagen artística que ahora es común.

Bodegón Memento Mori

Memento Mori

Estas reflexiones de siglos pasados me han llevado a pensar que en pleno siglo XXI han vuelto a renacer los conceptos de Memento Mori y la Vanitas Vanitatis. Están más vivos que nunca. Hacía un siglo que en Europa no sufríamos una pandemia como la actual, de la cual no recordábamos absolutamente nada, ya que pocos se dedican al estudio de la epidemidología, que nos ha hecho volver a meditar sobre el concepto de que «nada es para siempre».

Esto a su vez me lleva a pensar sobre lo que es importante o no en nuestras vidas, sobre la Vanitas Vanitatis, la fragilidad de la vida, fugacidad de nuestras existencia, como la estela de un comenta.

El objeto más representativo del Memento Mori, las calaveras, hoy vuelven a estar de moda, en decenas de diseños diferentes, en todo tipo de objetos, muchos de ellos íntimamente vinculados con el lujo. ¿No es paradójico? Hoy en día las calaveras son representación del lujo y hace siglos hacían meditar a las personas sobre la futilidad de la vida, sobre el hecho de dedicar la energía a un fin supremo como es la espiritualidad, separando los bienes materiales de los bienes del alma.

¿La pandemia nos ha hecho mejor o peor personas? ¿Daremos prioridad a lo verdaderamente importante?

Volví a salir a caminar sobre las 21:00 horas, cuando el sol comienza a remitir, justo cuando empieza el programa de Radio 3 «Efecto Doppler» del que os he hablado al principio. En esta ocasión la autora invitada, escritora de una novela que habla sobre los sueños que mueven a actuar a cada persona y el valor de lo importante, titulada «Los últimos románticos», Txani Rodriguez, se planteaba si todo lo bueno que nos ha sacado de dentro la situación de confinamiento, la ayuda desinteresada a vecinos, amigos, familiares, y cualquier persona de cualquier lugar del planeta, iba a mantenerse en el tiempo. La autora se mostró bastante pesimista al respecto.

Calavera

Calavera

 

 

Tal vez, solo somos unos pocos los interesados por lo que emociona, lo que es auténtico y llena el corazón. Los que al meditar sobre la vida y la muerte, hemos optado por dar prevalencia a no dejarlo todo para mañana, a abrazar y besar, a reír y soñar, a cumplir tus sueños, a amar en el presente, siendo conscientes de nuestra mortalidad.
Puede ser que la pandemia al pasear por nuestras vidas no nos deje apenas huella de nuestro ser bondadoso, y regrese con más fuerza, el ser que quiere atesorar todo lo material, fingiendo que los objetos son los que nos dan la verdadera felicidad.

Lanzo la siguiente pregunta: ¿Tendremos más presente «recuerda que morirás», siendo conscientes de la fugacidad de la vida o no habremos aprendido ninguna lección cuando remita la pandemia?

 

Yolanda López
19/8/2020

Dejar una respuesta

  • Más artículos